Juan Moreira: 03

Juan Moreira Un castigo terrible de Eduardo Gutiérrez Moreira marchaba conteniendo los bríos de su fogoso animal, con la habilidad del jinete que sabe no disponer más que de una sola cabalgadura, y lo da resuellos largos cada dos leguas tratando de conservarlo en estado de poder bajarle la rienda con confianza. Así galopó esa noche y la mañana siguiente. A la hora de la siesta desmontó, aflojó la cincha al noble animal y le sacó el freno que sujetó al fiador, para que el caballo pudiera almorzar con toda comodidad. En seguida tendió en el suelo su lujosa manta de vicuña y se echó sobre ella, de barriga, para reposar la larga jornada. Para hacer esta operación, había elegido una especie de cicutal, algo retirado del camino, donde sin ser visto, podía él observar las personas que pasaban; le faltarían unas ocho leguas para llegar a su rancho donde era esperado por la justicia. Allí se puso el paisano a reflexionar sobre el cambio radical que en tan poco...

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