Juan Martín El Empecinado : 24

Juan Martín El Empecinado : 24 de Benito Pérez Galdós El día empezaba a declinar. Mi alma cayó en la oscuridad. Estaba irritada, demente y forcejeaba en doloroso pugilato con las sombras, con las ideas, con las sensaciones. A ratosapetecía la libertad con vehemencia terrible; después se abrazaba a la cruz de su honor anhelando no separarse de ella. ¡Cuán difícil me es pintar lo que pasó dentro de mí aquella noche! Si alguien ha visto la muerte delante de sí y ha abofeteado sin respeto ni pavor la imagen del tránsito terrible, para echarse después llorando en sus brazos y decirle: «Vamos, vamos de una vez», comprenderá lo que yo padecí. En aquellos instantes de turbación espantosa reflexione que una defección fingida no me serviría de nada, porque los franceses me retendrían allí, imposibilitándome acudir a Cifuentes, como yo deseaba. Era preciso, pues, resignarse...

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