Jornada Tercera

Jornada Tercera Sale ISABEL como llorando ISABEL: Nunca amanezca a mis ojos la luz hermosa del día, porque a su sombra no tenga vergüenza yo de mí misma. ¡Oh tú, de tantas estrellas primavera fugitiva, no des lugar a la aurora, que tu azul campaña pisa, para que con risa y llanto borre tu apacible vista! Y ya que ha de ser, que sea con llanto, mas no con risa. ¡Detente, oh mayor planeta, mas tiempo en la espuma fría del mar! Deja que una vez dilate la noche fría su trémulo imperio; deja que de tu deidad se diga, atenta a mis ruegos, que es voluntaria y no precisa! ¿Para qué quieres salir a ver en la historia mía la más enorme maldad, la más fiera tiranía, que en venganza de los hombre quiere el cielo que se escriba? Mas, ¡ay de mí!, que parece que es fiera tu tiranía; pues desde que te rogué que te detuvieses, miran mis ojos tu faz hermosa descollarse por encima de los montes. ¡Ay de mí, que acosada y perseguida de tantas penas, de tantas ansias, de tantas...

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