Jarrapellejos: 11

Capítulo X 11 Pág. 11 de 18 Jarrapellejos Felipe Trigo Entre Octavio (desde París) y Cidoncha, cruzáronse esta vez cartas; pero interesantes. El inflexible profesor, no por la libertad de Roque obligado con don Pedro a servilismos, había ido hablándole al viajero de la Sociedad Cooperativa, que ya antes de separarse dejaron planeada legalmente constituida, al fin, aumentaba poco a poco sus adeptos. Octavio, menos deslumbrado «por la gran vida», contábale al amigo que vivía con Henriette, que juntos visitaban los centros obreros, de los cuales enviaba reglamentos y estatutos, Y que la deliciosa poupée parisina quería seguirle a España, a todo trance, y convertirse también en una especie de gentil propagandista. «¡No, no! ¡Ya comprenderás!... sería bonito, pero imposible en La Joya. Si la llevo, te avisaré para que vayas a la estación y me ayudes a esconderla, a acompañarla a cualquier campo, en tanto yo le busque discreto y cómodo hospedaje»......

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