IX. El humanismo cristiano

Las ventanas de los sentidos

De una manera general podemos afirmar que el pensamiento filosófico de Santo Tomás discurre dentro del realismo de Aristóteles. Filosofía es un modo real de conocer las cosas como son y por sus últimas causas. Hay un mundo real frente a nosotros. Y este mundo de cosas y seres es verdadero. «Para Santo Tomás —dice Chesterton— los huevos son huevos y no una entelequia.»

El conocimiento que tenemos del mundo y de los seres entra en nosotros por los sentidos. Es un conocimiento sensible.

Recibimos, pues, nuestro conocimiento de las cosas sensibles. Pero la percepción sensible no es la causa completa del conomiento intelectual. El conocimiento humano se consuma en el intelecto. Según Santo Tomás hay un entendimiento agente (intellectus agens), una virtud activa y espontánea que abstrae de las imágenes o especies de las cosas —de los fantasmas— las especies inteligibles. Así pasamos del conocimiento sensible al entendimiento formalmente inteligente.

Por medio de estas especies inteligibles conocemos directamente los universales: las esencias, lo abstracto. Con los sentidos percibimos los singulares, lo concreto, y también con el entendimiento, sirviéndose para ello de las imágenes que le ofrecen los sentidos. «No hay nada en el entendimiento que no esté previamente en los sentidos.» El conocimiento de lo espiritual lo conseguimos a través de las cosas sensibles y corporales. No tenemos un conocimiento directo de las mismas.

En la filosofía tomista —a diferencia de la platónica, agustiniana, franciscana, etc.— la voluntad sigue al conocimiento. La voluntad apetece necesariamente lo que se le presenta en forma de bien. La filosofía tomista es fundamentalmente intelectual. Lo que distingue y capacita al hombre frente al mundo es su intelecto, como arma para hacerlo suyo.

Resumiendo, diremos que el entendimiento humano tiene por objeto la intelección del ser en toda su extensión. El entendimiento humano, en cuanto radicado en un cuerpo, se limita a conocer las esencias abstraídas de lo concreto e individual.

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