Ivanhoe: Capítulo XXVIII
Ivanhoe
de Walter Scott
ni el león, si la presa que devora
osa alguien disputarle,
son más fieros que el fanatismo
atroz que se desborda.
ANÓNIMO.
Volvamos al judío Isaac de York, el cual, montado en una mula que le había
facilitado el capitán de los bandidos, y acompañado por dos de éstos que le servían de guías
y escolta, se encaminaba a Templestowe con el objeto de negociar el rescate de su hija.
Aquel edificio distaba sólo una jornada del demolido castillo de "Frente de buey", y el judío
esperaba llegar al término de su viaje antes de anochecer. Despidió a los monteros a la
salida del bosque, les dió una pieza de plata para que echaran un trago, y empezó a dar
espuelas a la mula, en cuanto se lo permitía su abatimiento físico y moral.
Pero casi desfalleció cuando llegó a cuatro millas de distancia del castillo; empezó a
sentir dolores agudos en todos sus miembros, y aumentaban considerablemente su padecer
las penas e inquietudes que agobiaban su...
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