Ivanhoe: Capítulo VII
Ivanhoe
de Walter Scott
«¡A las armas, caballeros! ¡Suena el bélico
clarín! ¡Venid, venid; un renombre allí podéis
adquirir! ¡A Ias armas, caballeros! ¡ El fiero
instante llegó! ¡El corcel el freno tasca! ¡Gloria
al fuerte vencedor!»
DRIDEN.
La situación del pueblo de Inglaterra era en
aquel tiempo harto desgraciada. Estaba ausente
y prisionero el rey Ricardo, en poder
del pérfido, aleve y cruel duque de Austria.
No podría designarse el punto donde el rey
gemía cautivo, y sus vasallos solamente tenían
muy vagas noticias acerca de la suerte de
tan apreciado monarca, en tanto que sufría
toda clase de vejacion1s y la más inaudita
prisión.
El príncipe Juan Sin Tierra, coligado con
Felipe de Francia, enemigo mortal de Ricardo,
procuraba, sin omitir medio alguno, que el duque de Austria prolongase al extremo el
cautiverio de su hermano Ricardo Corazón de
León, a quien tantos favores debía. Estaba el
príncipe Juan consolidando su facción en Inglaterra
para...
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