Ivanhoe: Capítulo IV

Ivanhoe de Walter Scott «…Para alegrar la fiesta, llenan la copa de espumante vino.» Odyssey, Libro XXI El prior había aprovechado aquella ocasión en que tenía necesidad de mudarse de ropa, para ponerse cierta túnica de un tejido finísimo y costoso, y encima de ella, un manto magníficamente bordado. Llevaba una rica sortija, símbolo de su dignidad, y un crecido número de anillos de oro y preciosas piedras cubrían además sus dedos. Las sandalias eran de finísimo cuero de España; estaba su barba dispuesta en trenzas menudas del tamaño que la Orden del Coster permitía, y llevaba la tonsura cubierta con una gorra o capucha de grana bordada. El caballero del Temple había dejado el traje de camino para ponerse otro más rico y elegante. En vez del camisote de malla vestía una túnica de color de púrpura guarnecida de ricas pieles, y encima de aquélla, el albo manto de su Orden con la cruz de ocho puntas y de terciopelo negro. Llevaba la cabeza desnuda y...

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