IV - Una Meditación sobre los Maniqueos

Hay una anécdota casual acerca de Santo Tomás de Aquino que lo ilumina como el destello de un rayo, no sólo por fuera sino también por dentro. Es que lo muestra no sólo como un personaje – y hasta como un personaje de comedia – mostrando la coloración de su período y su trasfondo social sino que, al menos por un instante, hace una radiografía de su mente. Es un incidente trivial que ocurrió un día en que, a regañadientes, consintió en que lo arrastraran lejos de su trabajo; casi podríamos decir que lejos de su juego. Porque hallaba trabajo y diversión en el inusual pasatiempo de pensar, que para algunas personas es algo mucho más intoxicante que tomar. Había declinado cualquier cantidad de invitaciones sociales a la corte de reyes y príncipes, no porque fuese huraño – cosa que no era – sino porque siempre estaba ardiendo con los realmente gigantescos planes de exposición y discusión que llenaban su vida. En una famosa ocasión, sin embargo, fue invitado a...

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