IV. La Juventud. Dos Tácticas Opuestas. Isabel y Enrique

Introducción

Los Reyes Católicos. Tapiz


AL morir Alfonso, el marqués de Villena vuelve a la obediencia de Enrique IV, pero secretamente apoya a Isabel. Lo mínimo que obtendrá Isabel es ser nombrada por Enrique IV heredera del reino, con grave perjuicio para Juana la Beltraneja. Varios personajes se mueven para que el encuentro entre Enrique e Isabel tenga lugar, y para que Enrique firme su propia humillación. Uno de los personajes que trabajan para que se realice, la entrevista, por supuesto, es el marqués de Villena, que vendrá al lugar de Toros de Guisando con la gente del rey. Otro personaje es el arzobispo de Sevilla, Fonseca, que desea lavar un agravio particular: la huida de la reina Juana del castillo de Alaejos, donde la tenía custodiada, y sobre todo la negativa de ésta a aceptar sus proposiciones amorosas. El encierro de Alaejos había terminado con la fidelidad de la reina hacia el rey, pero ello en favor de un joven noble, pariente del arzobispo y de sangre real: Don Pedro de Castilla. Finalmente, del lado de Isabel, influye indirectamente el arzobispo de Toledo, Carrillo, con sus apremios para que Isabel se nombre reina. Muchas ciudades y villas, más numerosas que las que habían obedecido a Alfonso, así como muchos grandes, la requerían a lo mismo, a titularse reina.

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