IV. El Indiferente

Introducción

ENVUELTO en su aura de ensimismada tristeza, naufragando cada día, Franz abandonó la escuela elemental a los diez años, en 1893. No vivió aquel momento como una victoria. Terminaba la escuela primaria, sí, pero ya su padre hablaba severamente de nuevas y enormes obligaciones. Ante todo, debía aprobar el examen de ingreso en la escuela secundaria. La inseguridad interior de Franz queda patente en el hecho de que tenía la convicción de que, inevitablemente, sería suspendido en dicho examen.

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