Ismael : 47

Ismael : 47 de Eduardo Acevedo Díaz Al verse allí, no pudo menos de estarse quieto con el sombrero en la nuca y el freno arrollado en la mano, moviendo a uno y otro lado la cabeza entre visajes de fiera ironía. Tiró el freno con ímpetu en un rincón. Pasose la mano por el pañuelo que le encubría la herida de la frente, que era la que había demorado más en cicatrizar entre otras leves, de las que recibiera en el choque de la carretera de Maldonado; y a poco, recuperó su calma habitual, poniéndose a tender en el piso los aperos que debían servirle de cama. La mesa vieja y la cabeza de vaca habían desaparecido del zaquizamí o chiribitil aquel; y un trebejo todo lleno de polvo y telas de araña era lo único que se veía allí, arrumbado en un rincón. Velarde lo estuvo mirando atento; y al fin, reconociéndolo sin duda en la semi-oscuridad que lo envelaba, fuese a él y lo alzó...

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