Ismael : 12
Ismael : 12
de Eduardo Acevedo Díaz
Este odio se acentuó a causa de un accidente común en la existencia semi salvaje del pastoreo.
Un día, hallábase Ismael en la enramada aderezando su caballo, tras breves momentos de descanso. Aldama, su mejor compañero, azuzando los perros de campo, hacía salir del monte parte del ganado arisco habituado a la espesura. Las reses con aspecto siniestro, se lanzaban acá y acullá fuera del bosque rompiendo ramas y estrujando malezas, entre sordos bramidos, para emprender por los campos su furiosa carrera.
Algunos se detenían temblantes y feroces, escarbando la tierra que arrojaban por detrás a grande altura, para volverse iracundos hacia el sitio en que se oía el ladrido de los perros; hasta que, con la cabeza erguida y bramando se abalanzaban en pos de los otros, llenos de abrojos los borlones de sus colas tendidas al viento como gruesos dardos.
Uno de estos toros de guedeja descubierta,...
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