Ir por lana: 2

Ir por lana... Tipos y paisajes de José María de Pereda - II - Empezó Fonsa su servicio rompiendo mucha vasija y empleando toda su escasa inteligencia en aprender su modesta, pero trascendental obligación. Hacía los recados en un periquete, porque la asustaban el ruido y el movimiento de las calles, y en ninguna parte se hallaba tranquila más que en el rincón de la cocina. No quería salir los días de fiesta, porque «no se amañaba» con las diversiones de la ciudad; y recordando los bailes y los cantares de su lugar, se llevaba la tarde suspirando y hasta llorando, acurrucada en el balcón del comedor. Pasaba la pena negra cada vez que iba a la fuente, porque le pasmaba el extenso semicírculo de criadas que, sentadas sobre sus respectivas herradas, esperaban la vez para coger. Aquellas mujeres hablaban a gritos, reñían casi siempre entre grotescos ademanes y contorsiones, y no era su más rara ocupación desollar la opinión de sus amos, sacando a relucir...

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