Introducción Stalin

LENIN, el duro, el inquebrantable, el dictador, que quizá no había derramado una sola lágrima en toda su vida, lloró un 19 de octubre de 1923, a los seis años de haber hecho triunfar la revolución y cuando contaba ya cincuenta y tres años de edad. Y lloró porque alguien, aprovechando su ausencia y empleando la violencia, había forzado los cajones de su mesa de despacho en el Kremlin: alguien había violado sus más íntimos secretos, sus últimas voluntades políticas. Y lloró porque no le cabía la menor duda de que el violador había sido un íntimo colaborador suyo desde los tiempos de la revolución, alguien que estaba tomando sus medidas para sucederle cuando le llegara su hora: José Vissarionovitch Djugachvili, conocido como Stalin. Realmente no tuvo que hacer un gran alarde de imaginación para identificar al autor de aquella felonía: el violador había dejado muestras fehacientes de su estilo. por algo le había definido, en aquel testamento político que el...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información