Introducción (Postres, dulces, quesos, vinos)

Todo queda bien cuando termina bien. La comida no es una excepción a esta regla. Las terminaciones pueden resultar en este caso extraordinariamente elaboradas, y, en ocasiones, prácticamente interminables, y valga la paradoja. Hay banquetes que se resignan a concluir, y sobremesas que buscan en los innumerables recursos de la gastronomía pretextos sucesivos para no terminar nunca. Quesos, dulces, frutas, helados, cafés, licores, son los principales recursos que aquí se mencionan, y de los que a continuación hablaremos. El talento, la discreción y el buen gusto, son esenciales en este remate de la comida. Una comida sencilla debe terminarse con la misma sencillez con que se ha desarrollado: un postre, que la mayoría de las veces consistirá en una simple fruta, a elegir entre las de la estación, y un café o una infusión para aquellos que la deseen. Pero una comida más formal, de cuya preparación hemos hecho un arte, y cuya degustación hemos convertido en rito, jamás...

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