Introducción Franz Kafka

«MATAME, o eres un asesino». Cuando, en vísperas ya de su muerte inevitable, le lanza a su incondicional Robert Klopstock esta tremenda paradójica provocación para que le inyecte un calmante de gran efecto, nos está dando Kafka, quizá, la clave de su existencia, una existencia que, por un lado, se nos presenta profundamente hermética, y en este caso las claves no sirven de mucho, y, por otro lado, nos parece ampliamente abierta, y en este segundo caso tampoco son demasiado útiles las claves. Esta es precisamente la fundamental contradicción de una vida hecha de desdoblamientos y encrucijadas. hecha también de desesperanza, para la que realmente no tenía especiales motivos, puesto que no puede decirse que kafka fuera un fracasado o un anormal. porque no puede considerarse fracasado o anormal a un kafka que se «realizó» profesionalmente ni más ni menos que cualquiera de las personas que se movían en su entorno, a un kafka que amó con un amor amplio y profundo, aunque...

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