II. La Doncella (Primer Viaje)

Introducción

SIEMPRE alentada por sus voces, Juana no tuvo más remedio que salir al encuentro de su destino. Lo primero que hizo fue dirigirse a casa de su tío Durand, que vivía en Burey, no lejos de Vaucoleurs. El tío la recibió con los brazos abiertos; le gustaba la perspectiva de que pasase unas vacaciones en su casa. Ella ocultó su auténtico propósito, pero luego, al cabo de ocho días, se lo comunicó con cierta solemnidad. Le dijo que había decidido presentarse ante el delfín y hacerlo coronar. Así cumpliría su mandamiento de Dios. El tío Durand se quedó de piedra. Ella había trazado un plan muy sencillo: su tío la acompañaría hasta Vaucouleurs; allá gestionarían una entrevista con el capitán de la guarnición, el cual, una vez convencido, debería conducirla a presencia del delfín. Al tío Durand no le pareció sensato. Pero ella no cedió. Una y otra vez repetía lo mismo:

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