II - El Abate Fugitivo

Tomás de Aquino, de un modo extraño y simbólico, procedía del mismo centro del mundo civilizado de su tiempo; del nudo o espiral de poderes que en ese momento controlaban a la cristiandad. Está relacionado con todos ellos; incluso con algunos que podrían muy fácilmente ser descriptos como destructores de la cristiandad. Para él, toda la controversia religiosa, toda la controversia internacional, fue una controversia de familia. Nació en la púrpura, casi literalmente en la cima de la púrpura imperial desde el momento en que su propio primo era el Emperador del Sacro Imperio. Podría haber colocado a la mitad de los reinos de Europa en su escudo – si no hubiera arrojado ese escudo a un lado. Fue italiano, francés y alemán; y europeo en todo sentido. Por un lado heredó la energía inherente al episodio de los Normandos cuyas extrañas campañas organizadoras sonaron y tamborilearon como nubes de flechas por todos los rincones de Europa; con una de ellas siguiendo al Duque...

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