II. Con el rumbo perdido

La influencia de un padre generoso

Tenía tres hermanas: Anne-Cornélie, Elisabeth-Huberte y Guillaumette. Si Elisabeth tenía cierta inclinación por la literatura, Guillaumette la tenía por la pintura, y quizá por esto sera la hermana preferida de Vincent. Corneille era el hermano menor. El padre —Theodorus Van Gogh— era pastor evangelista, lo mismo que el abuelo. Hombre íntegro, con acentuados rasgos de severidad, era notablemente generoso. Ya no era joven y tenía pocas posibilidades de que sus superiores le trasladasen a destinos importantes. Toda su vida pastoral se había desenvuelto en comunidades pequeñas y rurales, al parecer porque no le consideraban buen orador. Hay que decir que sus sermones, aun sin grandes alardes oratorios, resultaban eficaces. Sus fieles le querían. Contaba, además, con el respeto de los católicos de la comunidad. Cosa significativa. Naturalmente, con su modesto sueldo de pastor sólo podía aspirar a mantener a la familia sin lujo alguno. Vincent le admiraba y le quería. De él aprendió a leer la Biblia y a valorar la entrega al prójimo por encima de cualquier consideración egoísta. De él heredó, también, una cierta severidad consigo mismo y —gran característica de Vincent— un anhelo de vivir una vida auténtica, profunda.

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