I. Un vendedor de cuadros

Una larga y reveladora correspondencia

A pesar de llevarle cuatro años, Vincent tenía en Théo su mejor amigo —quizá su único amigo—. Y al revés: Vincent era para Théo algo más que el «hermano mayor». Tenían muchas cosas que contarse, y no sólo porque los dos trabajaran en el mismo negocio. Junto a reflexiones sobre las obras de los más diversos pintores, los dos hermanos profundizaban en los temas más difíciles de la vida. (Y digamos que toda su correspondencia se conserva y ha servido de base para reconstruir gran parte de la vida de Van Gogh). Ricas en anécdotas y descubrimientos profundos, son cartas escritas con absoluta espontaneidad, con pasión y hasta con desorden.

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información