I. Todos los Pueblos del Mundo son Hombres

Introducción

CASI accidentalmente surge ante los españoles del siglo XV un mundo que conquistar y colonizar. Todo un continente, desde lo que hoy es Estados Unidos hasta Chile, veinticinco millones de kilómetros cuadrados, una superficie treinta veces mayor que la que tiene España, se incorporan a la corona castellana. El historiador uruguayo Carlos Machado escribe: «sobre diez mil kilómetros de longitud, a diez mil kilómetros del trono de Valladolid. Empresa de gigantes». La pesada burocracia imperial tiene ante sí un mundo para administrar, para explotar, y enfrenta mil dificultades. La sublevación de los indios que no desean trabajar para los hombres blancos. No pocos prefieren suicidarse. La rivalidad entre los conquistadores. Su desobediencia ante las instrucciones e intereses reales. El mismo Colón será encarcelado y llevado a la Península como un malhechor, o el gobernador de Cuba, receloso de los triunfos de Cortés en México, y de la manera independiente de su proceder, enviará una flota contra él. Cortés hundirá sus naves para evitar que algunos de sus hombres le traicionen. Pero a esta situación caótica hay que sumarle el muy reciente triunfo sobre los moros y la sublevación de los comuneros. En 1521, en Villalar, las tropas reales impondrán su autoridad con severidad.

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