I. Temprana consagración

Un torrente irresistible

El «Gobbo» es el sobrenombre por el que se conoce a un escultor milanés, Cristóbal Solari. Los lombardos exultan de orgullo. No sucede lo mismo con un joven que, por puro azar, ha penetrado en la capilla a tiempo de oír las palabras de los forasteros. Al amparo de una columna, aguarda a que los desconocidos se retiren mientras la ira le consume. Es el artista que ha ejecutado la obra, florentino por más señas. Durante más de un año ha perseverado, ha puesto en juego todas sus facultades, su fuerza física y espiritual, para enterarse ahora de que su Piedad es atribuida a otro. Una puñalada no le hubiera causado mayor dolor. Decide actuar sin pérdida de tiempo, en la primera ocasión que se le presente. Una noche se encierra en la capilla con una luz y, armado de sus cinceles, graba su nombre en el cinto que rodea el pecho de la Virgen: Michelangelus Buonarotus florentinus, faciebat.

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