I. Por qué fue posible el viaje de Marco Polo

«El millón»

Tampoco existe ya la antigua casa habitada por los Polo en Venecia, aunque es casi seguro que se alzaba en el lugar donde más tarde fue construido el teatro Malibrán. La tumba no ha tenido mejor suerte; Marco dejó escrito que deseaba ser enterrado en la iglesia de San Lorenzo, donde había hecho erigir un monumento en honor de su padre: varios autores nos han dejado referencias escritas sobre este monumento. Pero, desgraciadamente, en 1592 la iglesia de San Lorenzo fue completamente reconstruida, las antiguas tumbas trasladadas y los restos de los ataúdes sepultados en un osario común.

Al término de su estancia en China, el acontecimiento más importante para Marco, a la vuelta a la patria, fue el período en que permaneció en prisión en Génova. Este período duró tres años y en su transcurso aprovechó Marco para dictar la historia de sus viajes al compañero de celda: Rusticchello de Pisa, que escribió las memorias en francés, por ser entonces una lengua más literaria que la italiana.

El Libro de Marco Polo nos habla entre líneas del carácter de su autor; entre líneas, porque éste evita cuidadosamente las referencias personales,.pero, aun así, nos dice bastante. De su lectura podemos deducir el carácter sencillo y sincero de Marco, su amor por la verdad y su absoluta falta de vanidad. Lo que más le interesa es explicar de un modo científico los extraordinarios acontecimientos que tuvo el privilegio de contemplar y hacerlos comprensibles a sus contemporáneos. Por eso no pretendió en ningún momento embellecer su narración con adornos literarios, y, en cambio, mantuvo siempre vivo su gran espíritu crítico. No es un libro de aventuras, aunque las tuvo en abundancia; es un libro concebido por un hombre ilustrado con el fin de ampliar los conocimientos de su época y combatir la ignorancia. No quiso entretener a sus lectores, sino instruirlos, y no pensó que valiera la pena escribir una autobiografía, lo que, ciertamente, hubiera constituido una tarea literaria mucho más difícil.

Marco Polo, aunque no estaba intelectualmente preparado para ello, trató de escribir un libro docto; excluyó de él todo lo que le pareció fuera de lugar en una narración tan seria e informativa; en el curso de su relato se vio obligado a analizar materias como la civilización de los Sung de Hang-chow y la de la religión budista de China y Ceilán, tarea que excedía con mucho su capacidad, aunque hubiera tenido los conocimientos de un hombre ilustrado de su época. A pesar de su escasa educación, logró escribir la obra más importante del siglo XIII europeo, porque registró metódicamente lo que vio y oyó, porque tuvo un sentido crítico que lo libró de escribir banalidades y porque sus experiencias le proporcionaron un tema más maravilloso que a cualquier otro autor de su tiempo. Estas tres cosas: información clara, sentido común y un tema de considerable interés fueron más que suficientes.


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