I. Las Claves de Larra

Introducción

VIVIÓ Larra veintiocho años. Años apasionados y apasionantes: de 1809, en que nace —guerra de la Independencia—, a 1837 — guerra carlista— en que muere, víctima de sí mismo y de una España sin aliento, sin vitalidad, sin pulso. Asusta pensar cómo una vida tan corta fue, al tiempo, tan fecunda, tan intensa, tan llena de resultados y de fracasos. Ambos, frutos y frustraciones, van juntos formando una realidad inseparable. Larra va más allá de su fama, de su triunfo social en plena juventud: mucho más que detener la pistola en el momento fatal, ese triunfo aparente empuja el dedo hacia el mortal disparo. Porque ese logro es, de algún modo, el precio con que, en definitiva, se paga una victoria personal que no cambia apenas nada de los objetivos contra los que Larra dirigía los dardos de su lúcida crítica social.

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