JUANA de Arco nació en Domremy, el 6 de enero de 1412. Domremy era una aldea minúscula, enclavada en el florido valle del Mosa, a mitad de camino entre Neufchâteau y Vaocouleurs, es decir en los confines de la Lorena y no lejos de la incierta frontera germana. Ningún poderoso caballero habría perdido el tiempo en aquella aldea formada por una veintena de chozas. El olor era elemental: a estiércol, a barro, a leche agria. Aquí, unas gallinas sueltas; a lo lejos, un cencerro, un mugido, el grito de un pastor. Ni siquiera había una iglesia. Se divisiba una pequeña ermita, en un cercano promontorio. Si algún viajero se detenía en Domremy y buscaba una iglesia con la vista, le indicaban el camino donde estaba la más próxima. El castillo de Domremy era una ruina, donde cualquier vagabundo podía encender un fuego para pasar la noche.
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