Huellas: 35

Huellas literarias Paisaje de Luis Bonafoux Acabábamos de comer en La Pesca Milagrosa, así llamada porque los peces, cautivos en balsas, salen coleando del río para entrar en la sartén. Desde la espaciosa galería, de par en par abierta, por entre hojas de vid y macetas de flores, veíanse aún los islotes que recorta el Sena, las siluetas, borrosas ya, del pintoresco caserío de Meudon; y de trecho en trecho, entre el tupido follaje de tal casa campestre, suspendida como un nido, o de tal restaurant con entrada en forma de embudo, vestido de ramajes, brillaba una luz alumbrando la caída de la tarde en el fondo del río. Me levanté para despedirme de mi compañero de mesa. -¿Cómo? ¿Tan pronto? -Sí: porque hay mucho camino hasta la estación de Lyón. Voy a ver a Dodds, que llegará a las diez y cincuenta y siete minutos. -Pues ¡hala! También voy yo. Y salimos pitando en un vaporcillo fanfarrón, cuyos borbotones de espuma amenazaban con tragarse los islotes, el...

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