Huellas: 17

Huellas literariasMosaico de Luis Bonafoux La crítica -suponiendo que haya crítica en Madrid- no se cuida poco ni mucho del movimiento literario de provincias. Los libros provincianos, o de los provincianos, tienen en las redacciones madrileñas el mismo destino que los periódicos de allende el mar: sin leerlos, sin hojearlos, sin abrirlos, con faja y todo, van a parar bonitamente al cesto de los papeles inútiles... Si el provinciano quiere que su nombre suene aquí, tendrá que hacer la maleta, tomar el tren, presentarse en la ilustre Corte con algunas cartas de recomendación, y mejor aún con algunos billetes del Banco que gastar en comidas, cafés y... puros, aunque sean viles tagarninas. Esto es lo positivo. Los bombos se consiguen en tal caso con pasmosa rapidez. El gacetillero no leerá el libro, pero sabrá de lo que trata por el mismo autor, y le aplicará la consabida crítica (una especie de canon, pauta, molde o como se quiera), de frases hechas, lugares comunes,...

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