Guerra y Paz III

TERCERA PARTE I En Moscú, Pedro cayó en manos del príncipe Basilio, que se las ingenió para que le dieran el nombramiento de gentilhombre de cámara, lo que equivalía entonces al título de consejero de Estado, e insistió para que fuese con él a San Petersburgo y se instalase en su casa. Como por casualidad, el príncipe Basilio hacía todo lo necesario para casar a Pedro con su hija. Si hubiese imaginado sus planes prematuramente, no hubiera podido proceder con tanta naturalidad ni hubiese sabido encontrar aquella sencillez familiar en sus relaciones con los hombres situados por encima o por debajo de él. Algo extraño le atraía hacia los hombres más poderosos o más ricos que él, y estaba dotado del raro talento de encontrar el instante que necesitaba o del que podía aprovecharse. Pedro, de una forma absolutamente inesperada, se había enriquecido y convertido en conde Bezukhov y después de su soledad reciente y de su despreocupación sentíase de tal modo atareado y...

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