Grito de gloria : 28

Grito de gloria : 28 de Eduardo Acevedo Díaz Muchas fueron las agitaciones en el campamento de los sitiadores desde la prisión de Calderón, hasta después de ocurridos los hechos de armas que habían apresurado la marcha de Bentos Manuel hacia el interior del país. Luis María siguió con interés creciente los acontecimientos, examinándolos sin decaer un instante en su entusiasmo, ni preocuparse mucho de los giros extraños que a ocasiones les daba la política. Se estaba a la naturaleza y al alcance del esfuerzo. En su sentir, era muy difícil modificarlo sustancialmente, aunque la necesidad lo contrariase por la adopción de formas opuestas a la voluntad firme y constante de los nativos. Bien conocía él esta voluntad. Pero, asistíale también la convicción, en presencia del arduo tema de que no era rigurosamente cierto que «querer fuese poder», según el adagio que se estilaba en casos...

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