Grandes esperanzas: 57
Grandes esperanzas
de Charles Dickens
Capítulo LVII
Como estaba abandonado a mí mismo, avisé mi intención de dejar libres las habitaciones que ocupaba en
el Temple en cuanto terminase legalmente mi contrato de arrendamiento y que mientras tanto las
realquilaría. En seguida puse albaranes en las ventanas, porque como tenía muchas deudas y apenas algún
dinero, empecé a alarmarme seriamente acerca del estado de mis asuntos.
Mejor debiera escribir que
debería haberme alarmado, de tener bastante energía y clara percepción mental para darme cuenta de
alguna verdad, aparte del hecho de que me sentía muy enfermo. Los últimos sucesos me habían dado
energía bastante para aplazar la enfermedad, pero no para vencerla; luego vi que iba a apoderarse de mí, y
poco me importaba lo demás, porque nada me daba cuidado alguno.
Durante uno o dos días estuve echado en el sofá, en el suelo..., en cualquier parte, según diese la
casualidad de que me cayera en un lugar o en otro....
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