Grandes esperanzas: 56
Grandes esperanzas
de Charles Dickens
Capítulo LVI
Magwitch estaba muy enfermo en la cárcel durante todo el intervalo que hubo entre su prisión y el juicio,
hasta que llegó el día en que se celebró éste. Tenía dos costillas rotas, que le infirieron una herida en un
pulmón, y respiraba con mucha dificultad y agudo dolor, que aumentaba día por día.
Como consecuencia
de ello hablaba en voz tan baja que apenas se le podía oír, y por eso sus palabras eran pocas. Pero siempre
estaba dispuesto a escucharme y, por tanto, el primer deber de mi vida fue el de hablarle y el de leerle las
cosas que, según me parecía, escucharía atentamente.
Como estaba demasiado enfermo para permanecer en la prisión común, al cabo de uno o dos días fue
trasladado a la enfermería. Esto me dio más oportunidades de permanecer acompañándole. A no ser por su
enfermedad, habría sido aherrojado, pues se le consideraba hombre peligroso y capaz de fugarse a pesar de
todo.
Lo veía todos los...
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