Grandes esperanzas: 43

01/10/2012 2.478 Palabras

Grandes esperanzas de Charles Dickens Capítulo XLIII ¿Para qué interrumpirme a fin de preguntarme si mi antipatía hacia Provis podía deberse a Estella? ¿Para qué entretenerme en mi camino, a fin de comparar el estado de mi mente entre cuando traté de limpiarme de la mancha de la prisión, antes de ir al encuentro de Estella en la oficina de la diligencia, con el estado mental en que me hallaba ahora, al considerar el abismo que se había abierto entre Estella, en su orgullo y belleza, y el presidiario a quien albergaba en mi casa? No por hacerlo sería mejor el camino ni tampoco el final que nos estuviese reservado a todos. Eso no sería de ningún beneficio para mi protector ni para mí. Esta narración me había producido otro temor; o, mejor dicho, tal relato había dado forma y objeto a un temor que sentía inconscientemente. Si Compeyson vivía y descubría por azar el regreso de Provis, no serían ya dudosas las consecuencias. Nadie mejor que yo estaba persuadido de...

This website uses its own and third-party cookies in order to obtain statistical information based on the navigation data of our visitors. If you continue browsing, the acceptance of its use will be assumed, and in case of not accepting its installation you should visit the information section, where we explain how to remove or deny them.
OK | More info