Gotas de Sangre: 43

Gotas de Sangre (Crímenes y criminales) de Luis Bonafoux La Ogresa y la Ogrilla Pasan ya de una docena los hallazgos de niños asesinados por la alemana Ida Schnell, de catorce años, descabellándoles con una larga aguja de sombrero. Como la vida es un dolor desde que se nace hasta que se muere, y la infancia no sabe disimularlo, los niños confiados al cuidado de Ida Schnell lloriqueaban y gritaban, como todos los chicos. Ida Schnell ha dado por excusa de sus infanticidios que no podía sufrir los gritos de la chiquillería. Se le encalabrinaban los nervios. Y para que los niños callasen pronto y radicalmente, les metía una aguja en la nuca. Los heridos tenían convulsiones. No murieron todos en el acto. El niño de la señora Oppenheimer sobrevivió al primer agujazo. Cuando la madre, que trabaja en el campo, volvió a casa, encontró a Ida, muy tranquila, jugando con el perro frente a la puerta. -¿Por qué no estás con el chico? -la preguntó. -Porque se está...

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