Gotas de Sangre: 04

Gotas de Sangre (Crímenes y criminales) de Luis Bonafoux Beaujean Beaujean. Veinte años. Pequeño de estatura, raquítico de complexión. Todo un insignificante si no llevara la muerte en los ojos, cenagosos como el fondo de un remanso, surcados por estrías sanguinolentas. -¿La profesión de usted? -preguntó el presidente. Y el acusado, con tranquilidad: -¿Mi profesión?... ¡Souteneur! Merodeando en Batignolles y Clichy, vivía de mujeres, del juego, del robo, y de dar de vez en cuando una puñaladita. Vivía bien, de valiente, comiendo con buen apetito y durmiendo a pierna suelta. La Silher, moza de rompe y rasga, tenía un rencor, una estalactita de la envidia que le manaba del corazón. El rencor era la Dolbeau, a quien quería matar... Pero para matar a la Dolbeau necesitaba la Silher un verdugo barato, y Beaujean lo fue por gusto, por matar... el tiempo, tal vez por vocación, o «¡por hacer un servicio», como dijo él repetidas veces en la vista de ayer. La...

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