Golpe doble: 3

none Pág. 3 de 3 Golpe doble Vicente Blasco Ibáñez Sento contaba las horas que iban sonando en el Miguelete. Era lo único que le hacía salir de la somnolencia y el entorpecimiento en que le sumía la inmovilidad de la espera. ¡Las once! ¿No vendrían ya? ¿Les habría tocado Dios en el corazón? Las ranas callaron repentinamente. Por la senda avanzaban dos cosas oscuras que a Sento le parecieron dos perros enormes. Se irguieron: eran hombres que avanzaban encorvados, casi de rodillas. -Ya están ahí -murmuró, y sus mandíbulas temblaron. Los dos hombres volvíanse a todos lados, como temiendo una sorpresa. Fueron al cañar, registrándolo; acercáronse después a la puerta de la barraca, pegando el oído a la cerradura, y en estas maniobras pasaron dos veces por cerca de Sento, sin que éste pudiera conocerlos. Iban embozados en mantas, por bajo de las cuales asomaban las escopetas. Esto aumentó el valor de Sento. Serían los mismos que asesinaron a Gafarró....

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