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Gloria Segunda parte - Capítulo X de Benito Pérez Galdós Hospitalidad a medias Había pasado más de una hora cuando sintió ruido de pasos. Un hombre subía la escalera. Daniel le reconoció al instante. -¡Caifás! -exclamó levantándose. -Sr. Morton -dijo Mundideo con asombro. El gozo que se pintaba en el semblante de Morton era vivísimo. Tomó a Caifás del brazo y le dijo con acento conmovido: -Tú también me conoces; pero tú no me rechazas. -Parece que no ha podido usted encontrar alojamiento -dijo Caifás. -Y tú me ofreces el tuyo. ¡Cuánto me alegro de encontrarte, José! Eres una aparición divina. Me hielo de frío. Tengo mi equipaje en el Ayuntamiento, y no quieren dármelo hasta mañana. Mi criado está preso. -Ya lo sé... Que un caballero tan poderoso pase la noche en la calle... -¿En dónde está tu casa? -Aquí, muy cerca -repuso Caifás, demostrando el diligente afán que nace de la verdadera gratitud-. ¿Pero qué es eso que brilla en el...

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