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Gloria Primera parte - Capítulo XXXVII de Benito Pérez Galdós Al fin se supo Gloria sintió frío en el cuerpo y en el alma. Volvía lentamente al estado normal de su espíritu. Cuando dirigió la primer mirada a su conciencia, se horrorizó. Todo era negro y espantoso. Cuando trajo a la memoria su familia, su nombre, creyose abandonada de Dios y de los hombres. -¡Daniel, Daniel! ¿Dónde estás? -exclamó cerrando los ojos y alargando la mano como si pidiera socorro. Morton la estrechó entre sus brazos. -Aquí -dijo-, a tu lado, del cual no me separaré jamás. -¡Qué locuras dices! Debes huir; pero por Dios, no me dejes ahora. Yo muero. -Ahora -afirmó Daniel con energía-, nadie, nadie me arrancará de tu lado. -Mi padre... -murmuró ella. -No me importa. -Mi religión... El extranjero calló, hundiendo la cabeza sobre el pecho. -¡Daniel, Daniel! -clamó la joven llena de congoja-. ¿Qué tienes? Morton no contestaba. Gloria puso su mano en la barba de él...

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