Gloria: 31

Gloria Primera parte - Capítulo XXXI de Benito Pérez Galdós Pausa. El conflicto parece resolverse y tan sólo se aplaza Por desgracia, o por ventura suya (que esto no lo hemos de dilucidarlo ahora), Gloria movía con más vigor a cada hora las funestas alas de su latitudinarismo, que debían conducirla Dios sabe a qué regiones de espanto. Después de meditarlo mucho, D. Ángel resolvió no revelar a su hermano la funesta pasión de Gloria. Aquello era ya cosa pasada y resuelta, y mientras más pronto se olvidase mejor. Pero al mismo tiempo juzgó prudente advertirle de los errores, porque si se les dejaba, tomarían gran crecimiento, como la mala yerba. No es preciso decir que D. Juan experimentó viva pesadumbre al conocer las descarriadas pendientes por donde iba dando tumbos el despeñado pensamiento de su hija. Recordando entonces las atrevidas ideas de Gloria dos años antes, comprendió que el mal era antiguo y que sólo variaba de forma. Amargósele la vida en...

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