Futuro imperfecto, de El grafógrafo

a María del Carmen Millán La naturaleza retrocesiva y preteritante que la mera noción “el futuro” proyecta sobre lo a priori, como si la naturaleza del curso del mundo marchara en el sentido inverso al que siguen las manecillas del reloj, bastaría para concebir o formular las bases de una literatura que tiene el mismo carácter y alienta con el mismo principio que “la máquina del tiempo”. Basta correr la palanquita situada frente al asiento de bicicleta, hasta que el indicador quede colocado en P si se quiere visitar el pasado o en F si se quiere visitar cualquiera de las consecuencias de nuestra estupidez presente en el porvenir. Con sólo hacer girar la perilla reguladora hasta que la aguja señale la fecha de nuestro destino para que zarpemos y el viaje se inicie. El gobernador automático de la máquina se encarga del resto. Para volver al presente sólo se requiere volver la palanca a A. El mecanismo que regula la operación de regreso al ahora adolece todavía de...

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