Fortunata y Jacinta: 2.02.08

12/10/2009 1.799 Palabras

VIIIParte Segunda (Capitulo II) de Benito Pérez Galdós Aquella noche fue también mala para Fortunata, pues se la pasó casi toda cavilando, discurriendo sobre si el otro se acordaría o no de ella. Era muy particular que no le hubiese encontrado nunca en la calle. Y por falta de mirar bien a todos lados no era ciertamente. ¿Estaría malo, estaría fuera de Madrid? Más adelante, cuando supo que en Febrero y Marzo había estado Juanito Santa Cruz enfermo de pulmonía, acordose de que aquella noche lo había soñado ella. Y fue verdad que lo soñó a la madrugada, cuando su caldeado cerebro se adormeció, cediendo a una como borrachera de cavilaciones. Al despertar ya de día, el reposo profundo aunque breve había vuelto del revés las imágenes y los pensamientos en su mente. «A mi boticarito me atengo -dijo después que echó el Padre Nuestro por las ánimas, de que no se olvidaba nunca-. Viviremos tan apañaditos». Levantose, encendió su lumbre, bajó a la compra, y de...

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