Fortunata y Jacinta: 2.02.06

12/10/2009 2.555 Palabras

VIParte Segunda (Capitulo II) de Benito Pérez Galdós Maximiliano, gozoso de ver que su tía con aquel gran alboroto, no se ocupaba de él, poníase de parte de la autoridad y en contra de Papitos. Sí, sí; era muy mala, muy descarada, y había que atarla corto. Azuzaba la cólera de doña Lupe para que esta no se revolviese contra él hablándole de su cambio de costumbres y de lo que hacía fuera de casa. Doña Lupe fue aquella noche a casa de las de la Caña, y se estuvo allá las horas muertas. Maximiliano entró a las once. Había dejado a Fortunata acostada y casi dormida, y se retiró decidido a afrontar las chafalditas de su tía y a explicarse con ella. Porque después del caso de la herencia, ya no podía dudar de que la Providencia le favorecía, abriéndole camino. Nunca había sido él muy religioso; pero aquella noche parecíale desacato y aun ingratitud no consagrar a la divinidad un pensamiento, ya que no una oración. Estaba como un demente. Por el camino miraba...

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