Fortunata y Jacinta: 1.10.08

12/10/2009 3.053 Palabras

VIIIParte Primera (Capitulo X) de Benito Pérez Galdós El chico le echó los brazos al cuello y miró a los demás con rencor, como indignado de la nota infamante que se quería arrojar sobre su estirpe. Los otros niños se le llevaron para jugar, no sin que antes le hiciera Jacinta muchas carantoñas, por lo cual dijo Benigna que no debía darle tan fuerte. «Cállate tú... Digo que no le abandono. Me le llevaré a casa». -¿Estás loca? -insinuó el Delfín con severidad. -No, que estoy bien cuerda. -Vamos, ten discreción... No digo yo tampoco que se le eche a la calle; pero en el Hospicio, bien recomendado, no lo pasaría mal. -¡En el Hospicio! -exclamó Jacinta con la cara muy encendida-, ¡para que me le manden a los entierros... y le den de comer aquellas bazofias...! -¿Pero tú qué crees? Eres una criatura. ¿De dónde sacas que así se toman niños ajenos? Chica, chica, estás en pleno romanticismo. Benigna y su marido manifestaron con enérgicos signos de cabeza...

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