Félix el feliz

Sábado 8 Érase que se era un joven llamado Félix de quien se sabe tan poco, que es casi una temeridad intentar esta historia. Conocemos del protagonista que se había licenciado en química, que gustaba de la leche sin hervir, de las muchachas preferiblemente de ojos claros, y pudieran nombrarse otros detalles de su catálogo personal en materia de deleites, pero tanto la licenciatura como un listado in extenso de agrados, muy poco nos ayudarían a entenderlo. Comienzo. Un día, hace escasamente cuatro días de ese día, a eso de las seis de la tarde, es decir, a la hora en que el mundo se apresura para enseguida detenerse porque los trabajos cesan, la luz sufre agotamiento y se hace insoslayable preparar la noche, Félix iba caminando recién bañado, disfrutando el alivio y hervor de tensiones que se conoce con el nombre de crepúsculo, observando la discordia de rutina en el trozo de cielo que permitían los árboles, los alambres eléctricos, los techos casi almenados de...

Este sitio web utiliza cookies, propias y de terceros con la finalidad de obtener información estadística en base a los datos de navegación. Si continúa navegando, se entiende que acepta su uso y en caso de no aceptar su instalación deberá visitar el apartado de información, donde le explicamos la forma de eliminarlas o rechazarlas.
Aceptar | Más información