España trágica : 11

España trágica : 11 de Benito Pérez Galdós Poca gente había en el santuario chiquitín, pues aún faltaba más de media hora para la Novena. Luces, pocas; sombra, mucha; silencio misterioso sólo turbado por el profano rumor que al abrir de la puerta entraba de la calle con soplos de aire frío. Cuatro bultos se veían aquí y allá: eran viejas baldadas y catarrosas, que respiraban con siniestros carraspeos. Al poco rato aparecieron otros bultos, anunciados por la quejumbre chillona de los goznes de la puerta... Las figuras entrantes tomaban posiciones, señalando su presencia con el arrastrar de suelas y el restallido de toses. El altar se destacaba de la obscuridad por salteados golpes de resplandor en su estofa luciente, y San José, con las velas no encendidas aún, vestidito de fiesta, aguardaba risueño la ofrenda litúrgica, en unas andas domingueras al lado del Evangelio. Donata oró un rato de...

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