Entre naranjos : 2-05

Entre naranjos de Vicente Blasco Ibáñez Segunda ParteV –Pero, bebé, ¿cuándo llegamos a la isla?... Me fatiga estar en este banco lejos de ti, viendo esos bracitos míos cómo se cansan de tanto darle a los remos. ¡Un beso..., aunque te enfades! Eso te refrescará. Y poniéndose en pie, Leonora dio dos pasos en la blanca barca, imprimiéndole un fuerte balanceo, y besó varias veces a Rafael, que, soltando los remos, se defendía entre risas. –¡Loca! Así no llegaremos nunca. Con descansos como éstos se hace poco camino, y yo te he prometido llevarte a la isla. Volvió a encorvarse sobre los remos, bogando por el centro del río, sobre las aguas que temblaban reflejando la luna, como si quisiera que la arboleda de ambas orillas gozase por igual en la contemplación de la amorosa escapatoria. Había un capricho de la artista, un deseo repetido en sus visitas a la casa azul, unas...

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