En la sangre:XVI

En la sangre - Capítulo XVI de Eugenio Cambaceres ¿Qué había sido de Genaro entretanto, cómo acababa su noche, por qué su clandestina salida, su brusca desaparición de entre los otros, por librarse de ellos acaso, de sus bromas majaderas y cargosas de borrachos? No; creyéndolo dominado por los efectos de la embriaguez habían desistido ya de su empeño de hacerlo hablar, acababan de dejarlo en paz, sin más preocuparse para nada de su persona, de olvidarlo por completo, como olvidan los muchachos el juguete que ya no los divierte. ¿Y entonces? ¡Oh, mal habría podido disimulárselo! era que el espectáculo de aquella franca alegría, de aquella expansión sincera y sin dobleces entre amigos, en medio de un compañerismo exento de mezquindades y miserias, le hacía daño a él que respiraba el odio y la venganza, en cuyo corazón sentía sólo que la envidia, una baja rivalidad, una ruin emulación tenía cabida. Era que la vista de sus condiscípulos gozosos,...

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