En la sangre:XII

En la sangre - Capítulo XII de Eugenio Cambaceres Esos arranques violentos, hijos de un estado de nervioso heretismo provocado por la misma constante exacerbación de su moral, no tardaban luego en dar lugar a momentos de intolerable hastío, de desaliento profundo en el ánimo de Genaro. ¿Por qué obstinarse, a qué luchar, querer dar cima a una tarea ímproba, ardua, para la cual no había nacido, inapropiada a la medida de sus fuerzas, superior al paciente empeño de su voluntad? solía decirse, cuando en medio del tumultuoso desbande de sus condiscípulos, tristemente al salir de clase, alejábase cabizbajo y solo él, llevando en el alma un desencanto, apurando la hiel de alguna nueva decepción. Llamado a hacer la exposición del tema, obligado a tomar parte en el debate, comprometido a pesar suyo en una réplica habíase visto, habíase sentido poco a poco vacilar, enredarse, perder pie en la discusión, dominado por un creciente aturdimiento, el espíritu suspenso en...

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