En la muerte de la señora doña Inés Zapata

En la muerte de la señora doña Inés Zapata de Pedro Calderón de la Barca Dedicada a doña María Zapata Sola esta vez quisiera, bellísima Amarili, me escucharas, no por ser la postrera que he de cantar afectos suspendidos, sino porque mi voz de ti confía que esta vez se merezca a tus oídos por lastimosa, ya que no por mía.   No tanto liras hoy, endechas canto; no celebro hermosuras, porque hermosuras lloro; quien tanto siente que se atreva a tanto, si hay alas mal seguras que deban a su vuelo esferas de oro sin pagar a su vuelo ondas de llanto.   ¡Ay, Amarili!, a cuánto se dispuso el afecto enternecido, mas si el afecto ha sido dueño de tanto efecto, enmudezca el dolor, hable el afecto; si pudo enmudecer o si hablar pudo retórico dolor y afecto mudo. ¿Diré que el cierzo airado, verde ladrón del prado, robó el clavel y mal logró la rosa? Mas no, porque era Nise más hermosa. ...

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