En la carrera: 21

Capítulo V 21 Pág. 21 de 21 En la carrera- Tercera parte Felipe Trigo -Jati beti barri gorri rúscal parri. -Beti gorri jai. -Kusko durri. Eduardo se levantó. Cuando estos vizcaínos principiaban con su jerga, él no entendía sino eso. No quedaban más que pelotaris. Era una casa de pelotaris, desde que huyeron los oficiales y todos los otros estudiantes, como de un infecto, por Morita. Él continuaba, porque tenía un bonito gabinete y por gratitud a «la criadilla»..., con la que se atrevió, tras una prudente observación. Además había pasado una leve sífilis, bien cuidada, en segundo año. Pero, de sobremesa, fumando y hablando con los pelotaris «en cristiano», les habían dado las once. O hacía un frío como nunca en este carnaval o era que estaría él desmadejado por tres noches seguidas de baile, de jaleo. Se había quedado para acostarse y descansar, y no tenía sueño. Verdad que habíase levantado a las cinco de la tarde. ¡Aire! ¡Al baile...

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